Ramón Trujillo Morales, concejal de Unidas Podemos, en uso de las atribuciones que le confiere el Reglamento Orgánico del Gobierno y la Administración Municipal, presenta al Pleno del Excmo. Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife esta Moción para su debate y aprobación, si procede, de acuerdo con la siguiente
EXPOSICIÓN DE MOTIVOS
La posibilidad de construir un puerto en Fonsalía pone en peligro una zona de protección de cetáceos en Canarias muy relevante a escala internacional. Sólo por tal motivo debiera desecharse el proyecto portuario. Y más en una isla cuyos activos naturales también deben ser preservados como activos económicos esenciales de nuestra economía turística.
Sin embargo, las razones esgrimidas para construir un puerto en Fonsalía tampoco justifican su enorme coste económico, cifrado en más de 200 millones de euros. El objetivo del puerto debiera ser la mejora de las comunicaciones con las islas occidentales (pese a que se ha previsto dedicar la gran mayoría del espacio a embarcaciones recreativas y comercios) y, en especial, evitar los atascos de tráfico que sufre en la actualidad el puerto de Los Cristianos.
La solución a este último problema, si no fuera suficiente con la reorganización de los horarios de los barcos, sería posiblemente la construcción de una vía soterrada que uniría el puerto de Los Cristianos con las inmediaciones de la Autopista del Sur y que se estima que costaría unos 40 millones de euros (en comparación con los 35 millones ya derrochados en la vía construida para acceder a ese puerto de Fonsalía sin autorización ambiental y que difícilmente podrá construirse).
El alcalde Arona, José Julián Mena, afirmó recientemente que hay que modernizar la trama puerto-ciudad y la operativa del puerto de Los Cristianos. Asimismo, apuntó la conveniencia de soterrar la Avenida de la Chayofita, desde su comienzo en el entorno portuario hasta la zona del plan parcial El Mojón, junto a la autopista TF-1. Por su parte, el vicepresidente del Gobierno de Canarias, durante una visita al municipio de Arona, apoyó esa solución y se comprometió a buscar recursos económicos para la propuesta señalada.
Puesto que el problema real de la conectividad marítima de Tenerife con las islas occidentales se resuelve con mejoras en el puerto de Los Cristianos y, en todo caso, con mejoras en sus accesos para vehículos, no tiene ningún sentido plantear la construcción de un nuevo puerto que obedece a poco más que al interés en construirlo de determinadas empresas constructoras. Y ello después de que, en Tenerife, se haya hecho una inversión multimillonaria en el escasamente utilizado puerto de Granadilla y mientras, al mismo tiempo, sobran espacios portuarios en Santa Cruz de Tenerife, pese a las mentiras oficiales que pretendían que el puerto capitalino no podía ser ampliado y que se colapsaría si no se construía otro muelle en Granadilla.
En septiembre de 2021, la ex alcaldesa de Granadilla, Carmen Nieves Gaspar, declaró que “Fonsalía es el puerto de las mentiras, como fue, en su día el de Granadilla”, que se planteó “como la única alternativa posible ante la imposibilidad de ampliar el de Santa Cruz de Tenerife, como posteriormente se ha hecho”. Efectivamente, debemos recordar que, inicialmente, el puerto de Granadilla se justificó argumentando que el puerto de Santa Cruz de Tenerife no podría absorber el crecimiento del tráfico de contenedores y que, además, no podría ser ampliado. En febrero de 2003, la Secretaría General de Medio Ambiente formuló la declaración de impacto ambiental del puerto de Granadilla, en la que se afirmaba que “el puerto de Santa Cruz de Tenerife se congestionará, para el tráfico de contenedores, en el año 2007 ó 2008 si no existiera puerto alternativo”. Si se construyera el nuevo puerto de Granadilla, “que atraería parte del tráfico actual, […] la congestión del puerto de Santa Cruz de Tenerife para el tráfico de contenedores se produciría en el año 2023”. Con anterioridad, el día 6 de mayo de 2002, el Gobierno de Canarias acordó “considerar de interés público de primer orden el Proyecto denominado ‘Nuevo Puerto de Granadilla de Abona’”, por “razones imperiosas de interés económico y social”, al agotarse la capacidad de las instalaciones portuarias de entonces (puerto de Santa Cruz de Tenerife), no ser posible su ampliación y ser Granadilla la única “localización viable” en la isla.
Sin embargo, en los años posteriores a la certificación oficial de la imposibilidad de ampliación del muelle capitalino, la Autoridad Portuaria informó que la ampliación de la Dársena del Este aportó “690 metros más de línea de atraque y 123.000 metros cuadrados de superficie”, que, sumados a los existentes, “ascienden a un total de 280.189” metros cuadrados, destinados al “tráfico de contenedores”, que podrá aumentar “hasta los 800.000 Teus”. Así pues, sí fue posible ampliar el puerto capitalino.
Pues bien, el puerto de Santa Cruz de Tenerife movió 380.340 contenedores, en 2003, y 387.112 en 2019 (486.606 en 2018). Es decir, el colapso previsto para 2008, si no había otro puerto, no se cumplió. Y, además, tampoco parece que vayan a cumplirse la previsiones de movimiento de contenedores previstas, en el Plan de Utilización de los Espacios Portuarios de Granadilla, para Tenerife, en 2020: 1.244.000 contenedores. O sea, el tráfico de contenedores tendría que crecer este año en 856.888 unidades (en realidad, la pandemia del Covid-19 provocó un decrecimiento). Pero, para construir un puerto innecesario, había que inflar las previsiones de crecimiento del tráfico de contenedores.
Es más, en mayo de 2021, el concejal de Urbanismo de Santa Cruz de Tenerife afirmó que “debemos intentar que la Autoridad Portuaria también en un futuro desafecte toda la Dársena de Los Llanos y se la entregue a Santa Cruz, desde el Cabildo hasta el Auditorio, porque esta es otra gran manzana de acercamiento de la ciudad al mar”. En suma, se dictaminó que el puerto de Santa Cruz no se podía ampliar (para justificar el de Granadilla), pero fue ampliado. Se anunció un colapso del puerto de Santa Cruz por no poder abordar el tráfico de contenedores y tampoco se produjo. Por último, lo que está ocurriendo es que sobra espacio portuario para actividades portuarias y, por lo tanto, el municipio reclama hoy una parte de esa superficie para darle otros usos. Por su parte, el puerto de Granadilla tiene una actividad escasísima en la actualidad.
Es importante hacer este somero repaso a lo sucedido con los puertos de Santa Cruz y Granadilla porque se evidencian las mentiras institucionales que ampararon unas decisiones sobre infraestructuras portuarias ajenas a las necesidades reales de Tenerife. Las instituciones urdieron el engaño y lo hicieron viable y, a día de hoy, no se han hecho modificaciones legales para garantizar que una situación de ese tipo no vuelva a repetirse. Todavía no ha implementando un organismo técnico, independiente de las administraciones impulsoras de infraestructuras, que evalúe su oportunidad con un análisis de coste-beneficio.
Por todo lo expuesto, proponemos los siguientes
ACUERDOS
Instar al Gobierno de Canarias a renunciar a la construcción de un puerto en Fonsalía.
Instar al Gobierno de Canarias, en colaboración con las administraciones implicadas, a estudiar y resolver la problemática generada por los atascos que se forman en el puerto de Los Cristianos.