Ramón Trujillo Morales, concejal de Unidas Podemos, en uso de las atribuciones que le confiere el Reglamento Orgánico del Gobierno y la Administración Municipal, presenta al Pleno del Excmo. Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife esta Moción para su debate y aprobación, si procede, de acuerdo con la siguiente
EXPOSICIÓN DE MOTIVOS
La Plaza de Toros de Santa Cruz de Tenerife constituye un referente urbano e histórico de la ciudad. Proyectada por el arquitecto Antonio Pintor, su construcción quedó finalizada en 1893, y desde entonces ha acogido numerosos espectáculos y acontecimientos sociales en el devenir de Santa Cruz: galas del Carnaval, conciertos musicales, mítines políticos, encuentros de lucha canaria… Por lo que se trata de un recinto cargado de historia, que trasciende la actividad taurina para la que se concibió originalmente.
En las últimas décadas el inmueble, que es de propiedad privada, ha caído en un preocupante abandono, y se mantiene abierto un debate sobre su futuro, en el que el propio Ayuntamiento no ha adoptado una postura clara y permanente sobre qué hacer con esta edificación, y qué tipo de intervención permitir, así como en la parcela en que se inserta.
En 2008 la Gerencia de Urbanismo convocó un concurso de ideas de común acuerdo con la propiedad, sometido a votación ciudadana, que ganó una propuesta que salvaba toda la fachada y mantenía el concepto de plaza interior.
«Debemos conservar el edificio, como icono material de nuestra historia, y rescatar su vacío interior devolviendo esta plaza a su gente, a su ciudad pues es la plaza de todos; un lugar vacío lleno de oportunidades», afirma el texto del proyecto, que destinaba 2.325 metros cuadrados a equipamiento recreativo y cultural; 1.425 a comercial; 1.840 a oficinas y 5.520 a residencial, ya que la parcela abarca más extensión que la del antiguo coso taurino.
El edificio, sorprendentemente, no figura en el catálogo de patrimonio arquitectónico de Santa Cruz, siquiera para un grado de protección parcial, aunque desde 2014, el Cabildo de Tenerife lo ha incluido en una ampliación del Conjunto Histórico de Los Hoteles-Pino del Oro, lo que le ha otorgado una protección legal provisional, debido a que este trámite no se ha resuelto de forma definitiva.
En 2017, la entonces concejal de Urbanismo, Zaida González, manifestó en prensa que el equipo redactor del Plan Especial del Conjunto Histórico de Los Hoteles-Pino del Oro proponía no dar protección a la Plaza de Toros y derribar su fachada para construir un edificio también circular de viviendas con una plaza interior de uso público, lo que dejaba en evidencia una inquietante disparidad de criterios entre el Cabildo y el Ayuntamiento respecto a este inmueble.
El primer intento, por parte del Cabildo, de acrecentar este conjunto histórico a, entre otros ámbitos y edificios, la Plaza de Toros, fue anulado por los tribunales de lo Contencioso-Administrativo tras un recurso de un particular. No obstante, la anulación se debió a haberse superado el plazo para su tramitación y, en ningún caso, a que cuestionara la Justicia el valor patrimonial del ámbito y de las edificaciones a las que se pretende dar protección permanente.
El segundo intento del Cabildo se encuentra en la actualidad en trámite, tras incoarse de nuevo el expediente en diciembre del pasado año. Pero en esta ocasión es el actual equipo gobernante en el Ayuntamiento el que ha decidido recurrir esta ampliación por discrepar con el Cabildo respecto a cuándo se cumple el plazo legal para poder reiniciar la tramitación de la nueva delimitación del BIC.
Por tanto, a día de hoy, en un escenario de indeseable conflicto institucional por el patrimonio histórico, es el Cabildo, y no el Ayuntamiento, el que trata de dar protección legal a un edificio singular que forma parte del paisaje de Santa Cruz y que es una referencia urbana y lugar de encuentro para la ciudadanía desde hace 128 años, repartidos en tres siglos diferentes.
Llegados a este punto, es preciso reproducir los clarificadores párrafos del decreto de incoación del la ampliación del casco histórico Los Hoteles-PIno del Oro en el que el Servicio Administrativo de Patrimonio Histórico del Cabildo argumenta su decisión respecto a la necesidad de que el BIC Los Hoteles Pino del Oro comprenda también este inmueble:
«La ampliación hacia el oeste-suroeste se justifica por la necesidad de otorgar protección a una construcción tan singular en el ámbito urbano de Santa Cruz como es la Plaza de Toros y el depósito de agua, de principios del siglo XX. El antiguo coso taurino, construido en 1893 bajo proyecto de A. Pintor, no solo constituye un testimonio de la escasa representación del lenguaje historicista en la ciudad, sino que conforma un espacio que ha desempeñado un protagonismo histórico en el devenir de la ciudad de Santa Cruz, vinculado a la actividad taurina, inicialmente, y a todo una serie de usos posteriores.
Situado en la periferia del Barrio de Los Hoteles, no existe duda de que posee un valor simbólico muy destacado en la evolución histórica de la ciudad, de manera que sin este inmueble resulta difícil entender muchos aspectos de la historia reciente de la ciudad, en acontecimientos como el Carnaval o diversas prácticas deportivas, como la lucha canaria, el boxeo, o, incluso, su uso como cinematógrafo, como recinto para conciertos o escenario de mítines políticos durante la etapa de la transición. Desde esta perspectiva, la Plaza de Toros es un referente urbano e histórico cuya importancia patrimonial justifica plenamente su inclusión en el Conjunto.
[…]Otro ámbito en el que se amplía la delimitación es el cuadrilátero conformado por La Rambla de Santa Cruz, la calle Horacio Nelson, calle Capitán Gómez Landero y Comandante Sánchez Pinto y que tiene como elemento articulador la Plaza de Toros. Su proyecto es de A. Pintor y fue finalizada en 1893, construyéndose en mampostería la fachada, el ruedo de tendidos y los chiqueros; mientras que la cantería, obtenida del propio solar, se empleó para las escaleras y los asientos.
La aportación más novedosa, desde el punto de vista de los materiales constructivos, fue la utilización del hierro en la estructura que soportaba los palcos y las galerías altas. El valor arquitectónico del inmueble parte de su integración en la corriente historicista que invade las islas en las últimas décadas del XIX, aunque no es un ejemplo demasiado logrado, completándose su importancia patrimonial con el simbolismo y la conexión del recinto con las innumerables actividades deportivas, políticas, culturales y de espectáculo desarrollados en su arena durante más de un siglo, lo que trasciende su destino original, que nunca gozó de mucho apego en la isla».
Por tanto, resulta necesario despejar el camino para que, de una vez por todas, el Ayuntamiento y el Cabildo vayan de la mano con el propósito de que, por un lado, se garantice la protección de este edificio histórico (preservando con las figuras jurídicas más adecuadas sus elementos originales y tipológicos) y, por otro, evitar que continúe su deterioro, mediante su rehabilitación por parte de sus propietarios.
Así se lograría darle una segunda vida a este inmueble, de modo que, con los usos que se estimen más adecuados para la ciudad, contribuya a realzar nuestro paisaje patrimonial, para disfrute de los chicharreros y chicharreras, así como de quienes nos visiten, pues no se debe pasar por alto que los conjuntos históricos, además de ser nuestras señas de identidad, crean empleo y riqueza en aquellos pueblos y ciudades que se han esforzado en recuperarlos, mientras que su abandono hace perder oportunidades de desarrollo económico y deteriora la imagen de un lugar.
A la vista de todo lo expuesto, se propone al Pleno municipal la adopción de los siguientes
ACUERDOS
Apoyar la inclusión de la Plaza de Toros en la ampliación del Bien de Interés Cultural con la categoría de Conjunto Histórico Los Hoteles-Pino del Oro.
Darle la categoría de protección que resulte más adecuada para preservar sus valores patrimoniales, y en todo caso, aquella que permita conservar la fachada de manera íntegra así como la configuración interior como plaza con graderíos (valorándose restaurar total o parcialmente los originales) y el suelo de arena, por ser los elementos significativos del inmueble desde el punto de vista del patrimonio histórico.
Propiciar su rehabilitación, por parte de sus propietarios privados, con soluciones arquitectónicas, técnicas y constructivas en toda la parcela respetuosas con el bien patrimonial.