Ramón Trujillo expone que es necesario crear plazas para residentes y otras rotatorias, ‘parkings’ desmontables en altura, gestión pública de los ahora privatizados así como carriles bus-taxi y de bici y otros vehículos de movilidad personal

Ramón Trujillo, candidato de Unidas Sí Podemos (Izquierda Unida-Podemos-Sí se puede) a la alcaldía de Santa Cruz de Tenerife, propone una política de aparcamiento para el municipio que tiene tres líneas de actuación. Se trata de una propuesta coherente con un objetivo de movilidad sostenible y, a la vez, realista.

En primer lugar, la formación progresista destaca la necesidad de generar plazas de aparcamiento para residentes en zonas como los barrios de El Toscal, La Salud, Ofra o Los Gladiolos. Esto debe complementarse con promover el aparcamiento en rotación en áreas comerciales y administrativas y, asimismo, con el recurso a aparcamientos desmontables en altura, que posibilitará el próximo Plan General, y que deberán ubicarse próximos a accesos al transporte público.

En segundo lugar, Trujillo se compromete a implantar la gestión directa del parking de la plaza de España aprovechando que la concesión acaba en 2025. Y extender ese modelo de gestión pública a todos los aparcamientos en que sea posible. Esta medida permite reducir tarifas y, al mismo tiempo, aumentar los recursos municipales. También es una garantía de que no vuelva a haber miles de plazas de aparcamiento en Santa Cruz cobrando tarifas ilegales, como ha ocurrido durante años.

En tercer lugar, el portavoz apunta que no habrá movilidad sostenible si no se desarrolla el transporte público, con los 26 kilómetros de carriles bus-taxi previstos, y carriles bici y de vehículos de movilidad personal. Sólo desarrollando una oferta de movilidad que consuma menos energía y menos espacio urbano se reducirían las necesidades de aparcamiento.

Trujillo recuerda que el consumo energético del transporte privado y comercial aumentó un 34% en el municipio, entre 2008 y 2019. Por lo tanto, no estamos avanzando hacia una movilidad sostenible, sino aumentando la fragilidad de nuestra economía ante previsibles futuras subidas de los precios de la energía. La política actual exporta la peor cara de la insostenibilidad y el derroche energético al futuro de las actuales generaciones jóvenes.