¿Por qué no te callas? Es una pregunta que muchas personas se hacen cuando están hartas de oír a alguien que no para de hablar. Y es que a veces hay personas que parecen no tener botón de off y siempre están hablando, sin importar si alguien les está escuchando o no. Estas personas pueden llegar a ser muy cansadas, tanto para quienes las rodean como para ellas mismas.
Si eres de esas personas que no pueden parar de hablar, tal vez te interese saber algunas de las razones por las que podrías estar haciéndolo. A continuación te dejamos algunas de las posibles causas:
Ansiedad: la ansiedad puede ser una de las causas de que no puedas parar de hablar. Cuando estás ansioso, tu mente está muy activa y necesitas expresar todo lo que estás pensando.
Baja autoestima: las personas con baja autoestima a menudo necesitan llamar la atención constantemente. Pueden sentirse inseguras y piensan que si no hablan todo el tiempo, nadie les va a escuchar.
Falta de confianza: si no confías en ti mismo, puedes sentirte como si necesitaras llenar el silencio con tu voz. Puedes sentirte incómodo cuando no estás hablando y piensas que los demás pueden percibirlo.
Nervios: los nervios pueden hacer que hables más de lo normal. Si estás nervioso por algo, puedes sentir que tienes que llenar el silencio para no parecer ansioso.
Intoxicación: el alcohol y otras drogas pueden afectar tu habla. Pueden hacer que hables más de lo normal y que pierdas el control de lo que dices.
Si te sientes identificado con alguna de estas razones, no te preocupes, ya que hay cosas que puedes hacer para controlarlo. A continuación te dejamos algunos consejos:
Practica la escucha activa: cuando estés hablando con alguien, enfócate en lo que está diciendo. Deja de pensar en lo que vas a decir a continuación y presta toda tu atención a la otra persona.
Tómate un tiempo para pensar: antes de hablar, toma unos segundos para pensar en lo que vas a decir. No tienes que responder inmediatamente a todo. Puedes tomar un tiempo para pensar en la mejor manera de responder.
Trata de hablar en un tono de voz tranquilo: si hablas en un tono de voz tranquilo, es más probable que los demás te escuchen y se sientan cómodos contigo. No necesitas gritar o hablar muy rápido para que te escuchen.
Pon límites a tus conversaciones: no tienes por qué hablar con alguien si no quieres. Si no te sientes cómodo hablando con alguien, puedes decirle que no quieres hablar. También puedes poner límites en cuanto a lo que hablas. Si no quieres hablar de cierto tema, no tienes por qué hacerlo.
Ejercita tu habla: practicar la habilidad de hablar puede ayudarte a controlar lo que dices. Puedes practicar hablando en voz alta cuando estés solo. También puedes practicar con un amigo o un familiar.
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